"Con qué desconsuelo estuve a punto de llorar varias veces en el vagón del tren que me condujo a París hace casi setenta años. Sin embargo, aquel 11 de diciembre de 1955 me imaginaba, como hoy me imagino, tan sólo provisionalmente desterrado. Con qué sorpresa me invadió (con encajes de irracionalidad) una excitación trenzada de pavor en el jarro de la esperanza. Fueron tantos los españoles que, mordiéndose los pies, emprendieron un periplo parecido sambenitados de emigrantes exiliados o viceversa. El historiador nos dedicó un capítulo, el sociólogo un panfleto, Kundera una novela y el popularísimo, entonces, Juanito Valderrama, una copla:
Cuando salí de mi tierra volví la cara llorando porque lo que más quería atrás me lo iba dejando. También atravesaron la frontera para nunca más volver otros compatriotas notorios de rango, colmados de corolas y coronas. Pero nada sabemos sobre ese instante crucial de sus vidas. Nunca se refirieron a él ¿para no rememorar los aldabonazos de las espinas y el fuego?" O seu comentário será publicado depois de ser aprovado.
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Fevereiro 2024
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